Naturaleza Ausente
Revista Arte Al Límite nº 30, marzo-abril 2008. Entrevista a Patricia Claro
De apariencia hiperrealista y abstractos en el corte de la mirada, los paisajes de esta pintora chilena plantean una renovación del tema desde el ilusionismo pictórico y un proceso creativo de multiples etapas, donde generalmente son acercamientos fotográficos al agua los que manipula por medios digitales, referencias que luego le sirven para trabajar el cuadro con profusa manualidad.
Texto: Anita Lavín (Licenciada en Estética)
Luego que en 2005 egresaras como Licenciada en Artes Visuales de la universidad, estos dos últimos años han sido de intensa actividad: dos exposiciones, la realización del proyecto Fondart (Fondo Nacional de Desarrollo de las Artes), y ahora te preparas para participar en mayo en ArteBa (feria de Buenos Aires), para septiembre muestras colectivas en Washington y Nueva York, así como para una individual durante diciembre en Galería Animal de Santiago.
¿Como has asimilado el rápido reconocimiento? ¿Crees que tu anterior formación en diseño, carrera que estudiaste entre 1978 y 1982, apuró de cierta manera tu madurez artística?
“La decisión de haber estudiado una segunda carrera, Licenciatura en Artes UC, consolida una etapa de formación artística que reune en mi propuesta pictórica, experiencias metodológicas aplicadas en proyectos de diseño, conocimientos de diversas técnicas experimentadas por años en talleres de pintura y el desarrollo de un proyecto teórico en torno a mi obra que se relaciona con una mirada particular hacia el paisaje. El reconocimiento hacia mi trabajo, en estos primeros años de exposiciones, me motiva enormemente a seguir adelante en la búsqueda de esta imagen contemporánea, elaborada a través de una personal manipulación de las técnicas tradicionales de pintura , y me confirma que un artista debe mostrar su obra solo cuando realmente lo represente, aunque haya que recorrer anteriormente un largo camino.”
Dentro del tema del paisaje, tu pintura logra reunir a dos corrientes en su principio antagónicas; el realismo y la abstracción. ¿Como llegaste a esta simbiosis?
“La representación de un detalle del paisaje, en este caso el agua y sus reflejos, implica reconstituir como un total este trozo anónimo de un lugar allí donde el mundo real termina y la tela comienza, mostrando una realidad nueva y procesada por mi mirada. Ese paisaje representado es una “idea” que finalmente se traduce en pintura pura. Es aquí donde aparece la abstracción para tensionar el límite entre lo fotografiado y lo representado, donde la estrategia es figurativa pero haciendo uso de un encuadre forzado. Así la imagen pasa a ser una textura visual donde la luz conforma el dibujo, captando las características esenciales y que alejando a la obra de lo meramente descriptivo.”
Desde la imagen fotografiada hasta la obra final, ¿cómo es el proceso tanto técnico como conceptual?
“Aunque exista una imagen inicialmente captada por los medios digitales, en la construcción del cuadro se refuerza la vigencia y valorización de la manualidad, siendo la mano en un gesto básico, la protagonista de la obra. Después de una larga selección de fotografías tomadas personalmente en lugares de agua, comienza un trabajo que busca activar una contemplación reflexiva en torno a la obra y su proceso. Sucesivas capas de pintura se suman conformando un espesor liso, donde esa profundidad de color y la materialidad pictórica son finalmente el soporte mismo de la imagen. La
representación, entonces, es de un corte de agua que actúa como espejo natural ampliado en escala uno a uno, reuniendo los colores del entorno y donde el espectador puede extender más allá de los límites del cuadro la imagen de un lugar ausente.”
¿Qué te aleja y qué te acerca respecto a la pintura hiperrealista?
“La percepción de la mirada lejana y la mirada cercana de mi obra es lo que me diferencia del hiperrealismo, mientras que mi acercamiento hacia a este estilo está dado por la realidad de los colores. El tema del paisaje activa en mi trabajo una transformación del modelo mismo, centrado en el proceso
pictórico, que por sus características confunde al espectador en el “cómo” de la construcción de la imagen. Se percibe desde lejos casi como una fotografía, pero la relación cercana con el cuadro revela un tratamiento de planos recortados, geométricos, de gruesa materia, sobrepuestos a un fondo de aspecto casi inmaterial, lo que necesariamente pone en duda la representación pictórica.”