Cuando el realismo sugiere
CRíTICA DE ARTE – Artes y Letras
Patricia Claro y Ricardo Maffei:
WALDEMAR SOMMER
Con frecuencia, entre nosotros, se desconfía de los realismos de la época actual. Hay atendibles razones para ello: desde la falta de síntesis, responsable de una aburridora acumulación de detalles, hasta la grave subordinación de los valores formales a los narrativos. Todo ello traducido en incapacidad de sugerencias y en exceso de evidencias. Por ventura contamos con algunos pintores fieles a la realidad más reconocible que logran trascenderla con insinuaciones valederas. Dos de ellos, por entero diferentes entre sí, exhiben durante estos días. Uno está más bien en los comienzos de su trayectoria, mientras el otro se encuentra en plena producción.
Comencemos con el primero. Quietud y discurrir de aguas con sus luces y sombras, con sus brillos y transparencias, con los reflejos del entorno. Esa es la genuina temática de Patricia Claro, ahora en Galería Animal. Se concreta en nueve pinturas grandes y en un gran tríptico apaisado. Tampoco falta el video y un muy adecuado acompañamiento sonoro, cuyas notas se prolongan en distintos planos y donde, a partir del ruido del agua, se funde música electrónica.
Al modo de los impresionistas, asoma en estos óleos sobre tela un estudio amoroso de la naturaleza acuática. Por momentos, las plácidas y acuosas superficies azules, con toques verdosos y negros, recogen, hacen suya la circundante vegetación arbórea. ésta, además, añade a sus propios verdes ocres anaranjados. Probablemente, entonces, se conquistan los ejemplares más hermosos de la exposición.
Por su parte, Ricardo Maffei muestra recientes pasteles sobre papel (2004-08) en Galería A.M. Marlborough. Si ya antes llamó la atención por su temática de un pocillo para color encima de un papel arrugado, hoy emprende siete desarrollos alrededor de ese argumento, enriqueciéndolo. Así, ahora, el redondo tiesto yace sobre paños y una vez sobre mármol, o bien enfrentando un mortero o un vaso con agua.
Otros actuales personajes suyos son mórbidas telas superpuestas, donde la sensualidad exquisita de los pliegues dialoga con textiles extendidos, en un juego de horizontales y verticales, de líneas rectas y curvas, de contrastes ilusorios de materiales. Con ello, las presentes naturalezas muertas trascienden la anécdota a través de un eficaz reforzamiento del ingrediente plástico. Asimismo descuella Maffei en otros dos aspectos. Tenemos, a diferencia del más famoso de los realistas chilenos, su administración impecable del corte, de los límites de cada una de sus visiones frontales.
En cuanto al color, sus acordes cromáticos emergen siempre muy bellos con enfrentamientos entre coloraciones complementarias, sobre todo de amarillo y violeta o azules violáceos. Al mismo tiempo destacan los fondos sugerentes, ricos en signos, en rayas, en manchas, enigmáticos que introducen cierta inestabilidad a la certeza de los protagónicos paños. No obstante, nunca antes el pintor demostró una mayor naturalidad y una mayor levedad visual en sus temas que hoy día.
CLAVES: Detenerse en la subordinación que sufren los ingredientes narrativos -tan
perjudiciales para el realismo- en manos de Claro y de Maffei, logrando triunfar el lirismo acuático en la primera y la elegancia de formas, en el segundo.