EL AGUA Y SUS DIMENSIONES OCULTAS SE EXPONEN EN LA PINACOTECA DE LA UdeC
Diario El Sur
19 Enero 2015
Por Sandra Santander M.
Obras de Teresa Gazitúa y Patricia Claro
Sin ahondar en consideraciones sobre la importancia del agua en la vida humana, su representación y simbolismo es un tema que las artes visuales han tocado de diferentes maneras y por artistas de todas las épocas. Es así como en la Pinacoteca de la Universidad de Concepción se presentan, en el marco de la Escuela de Verano 2015, “Aguas desbordadas: Responsabilidad y Futuro”, dos excepcionales exposiciones de artistas que señalan este elemento como tema central de su obra: Teresa Gazitúa y Patricia Claro.
El agua, generalmente asociada a un paisaje en particular, es un tema recurrente en el arte. Se la encuentra representada como parte de la naturaleza, en bordes de mares o ríos, o en forma de nieve sobre las cumbres montañosas. Sin embargo, su estado líquido, como cuerpo de obra, es el que plantea algunas de sus más difíciles características: la transparencia, los reflejos, el movimiento o la visión distorsionada que ofrecen los objetos a través de ella. Pero más allá aún, lo es el desafío de visibilizar su levedad, persistencia y vulnerabilidad.
Ambas expositoras instalan su trabajo de investigación visual haciendo foco en las características de ese fragmento del paisaje. Ambas construyen desde sus propios inventaros artísticos una forma de culto a la naturaleza, y con ello apelan consciente o inconscientemente a un cierto reparo ético.
MIRAR Y ESCUCHAR
En la obra de Gazitúa “piedras, río, mar y tiempo”, instalación, fotografía y video-proyección; la artista traslada elementos del territorio habitado por el agua –río y mar- al espacio expositivo. Ofreciendo la posibilidad de una experiencia vivencial, a través de materia, imagen y sonido.
El espíritu de las piedras de río es invocado por Teresa desde su propia experiencia, afectiva sin duda, en el río Maipo. Esto, mediante una instalación de bolones de diversos tamaños acompañados de perturbadoras imágenes y sonidos de agua en movimiento.
Mirar para escuchar, pensar, descubrir o, simplemente, imaginar el destino incierto de un torrente de agua arrastrando y modelando piedras a perpetuidad.
Gazitíúa testifica con estas piedras, reducidas y redondeadas por el misterioso poder devastador del agua, hasta convertirlas en diminutos granos de arena; en un proceso que aquí es inmediato y al mismo tiempo infinito.
La muestra transcurre en una dimensión espacio-tiempo que permite al espectador permanecer largos minutos observando, procesar la información y transformar el discurso artístico al vincularlo con su propia experiencia.
JUEGO DE FORMAS
Patricia Claro por su parte presenta “Formas de Agua”. Se trata de una serie de trabajos realizados en soportes bidimensionales, desde pintura sobre lino a composiciones digitales, siempre re-creando las formas, luces y reflejos que le ofrece el agua, específicamente del Río Bueno. Ofrece así un repertorio de imágenes que ha registrado y acumulado en sus minuciosas observaciones y filmaciones desde su primera edad como artista.
En su trabajo, más allá de representar el agua, se advierte un especial interés por clasificar ciertos gestos-reflejos-transparencias y sombras, que le ofrece la mansedumbre de ese curso de agua dulce a diferentes horas del día. Aquello ha devenido en un juego de formas, una especie de alfabeto caligráfico, un lenguaje de ideogramas, que la artista recorta y separa asignándole significados.
Articulados entre sí, generan nuevas composiciones, conforman otro paisaje, otro cuerpo de agua, en un discurso que pone el acento, por un lado, en sus posibilidades expresivas y, por otro; en la fragilidad y caducidad de este recurso.
Ambas expositoras, sin caer en el manifiesto ecológico, nos extienden una invitación a desviar la mirada hacia la naturaleza, a contemplarla y valorarla desde una dimensión más sensible y profunda.
Finalmente, a pensar la naturaleza como un todo único e inseparable del que somos y seremos parte, para… “volver a ser lo que no he sido, aprender a volver desde tan hondo, que entre todas las cosas naturales pueda vivir o no vivir: no importa, ser una piedra más, la piedra oscura, la piedra pura que se lleva el río…” (“Oh tierra, espérame”, Pablo Neruda).