Formas de Agua
Cuando el agua se agota, no hay nada que pueda sustituirla.[1]
Patricia Claro comenzó su trabajo de indagación acerca de la naturaleza y el comportamiento del agua dulce hace casi una década, situando en este recurso hídrico –patrimonio nacional y del mundo- el objeto de su creación. A través de una acusiosa investigación, ha perfeccionado y pulido su técnica, por medio de la descomposición de capas de la imagen, dando vida a particulares formas de agua.
La muestra contiene una variedad de elaboraciones pictórica, digitales y manuales, diversos lenguajes que dan cuenta de un proceso creativo que se ha transformado en obra. La forma de representar la luz a través de enmascarados pictóricos, elaborados mediante delicados recortes, revela a la artista ciertos códigos y figuras de agua. A su vez, las fotografías son parte del archivo del recorrido a partir del cual se extraen estos códigos de deformación de agua, dibujados por haces de luz unidos a un movimiento rítmico. El video es el testigo presencial de este escenario en permanente cambio y renovación.
En el contexto de la metáfora del desborde, que hace alusión al problema de escasez de agua dulce que vive el planeta desde hace ya varios años, la obra de Patricia Claro re-crea fuentes de agua dulce mediante imágenes que transmiten la corporalidad del agua, a través del dinamismo entre la luz, el fondo y el entorno; que actúan como prolongación y eternización de la misma, dejando constancia de la infinitud de imágenes contenida en cada trozo de río. La belleza de las imágenes transmitidas lleva al espectador a ver nuevamente el agua, pero desde una valoración diferente, pues las obras de la artista descubren la magnificencia contenida en ella, “haciéndola hablar”, de manera que pueda comunicar su contenido y memoria al espectador. Claro, a través de la técnica utilizada, presta al agua un medio de expresión: el agua se muestra a través de los juegos de luz que la artista logra trasladar desde el río hasta el lienzo, permitiéndole ser vista por infinidad de espectadores. Al permitirnos conocer aquello que el agua contiene y expresa, mediante la recreación de imágenes, lleva al que observa a considerar el agua como un elemento digno de ser valorado y resguardado. De este modo, los cuadros de Claro prolongan y eternizan su existencia y a la vez, promueven una toma de conciencia por parte del espectador respecto a su cuidado, al valorarla como fuente inagotable de belleza.
Al trasladar el movimiento de las ondas y corrientes, la artista descubre ciertas formas y signos que el agua revela y representa, que se asemejan a los caracteres de la escritura china, como si en ella estuviera contenido un alfabeto propio, un sentido que intenta ser decodificado para salir al exterior. Sin embargo, para lograr oír hablar al agua sería necesario permanecer horas en silencio y admirarla con absoluta atención y detenimiento. Con este propósito, la autora se dirige a su fuente cercana de agua dulce en el Sur de Chile, donde –en un retiro de silencio y contemplación- observa durante horas, días, semanas y meses el estado natural del agua, en especial las transformaciones asociadas a los cambios estacionales. El registro digital le sirve de testigo para, estando ya de regreso en el taller, recordar la multiplicidad de imágenes vistas asociadas a un código de deformación único que pareciera escribirse en la superficie misma del agua. Este conjunto de signos escritos por la luz y el movimiento consituyen el motivo de las fotografías que presenta, a partir de las cuales ha extraído los fonemas que conforman el lenguaje del agua.
La particular similitad entre estos ideogramas acuáticos y los caligramas chinos no es casual, puesto que -en palabras de Ezra Pound-, “(…) la notación china es mucho más que signos arbitrarios. Se basa en una vívida imagen taquigráfica de las operaciones de la naturaleza (…) Lo cierto es que los actos son sucesivos, incluso continuos; uno es causa o sucesión de otro.”[2] De esta manera, la secuencia fotográfica constituye un relato que contiene información propia de la naturaleza, así como las figuras de agua que han sido recortadas y expuestas en forma lineal.
El agua posee la cualidad de estar en permanente movimiento y es por esto que las imágenes que emite al recibir la luz del sol son infinitas, inagotables y exclusivas: jamás habrá una repetición exacta de las condiciones de movimiento, luz, flujo, relieve y clima, que permitan replicar alguna de las imágenes entregadas por el agua.
¿Qué nos quiere decir el agua? ¿Cómo podríamos interpretar su escritura? Sabemos que nos muestra la naturaleza y el reflejo del entorno circundante: árboles, ramas, nubes, tierra y el mismo sol; pero las formas dibujadas por la luz que se suceden continuas gracias a su movimiento permanente, parecieran contener algo más… ¿Qué información está contenida en ellas?
“El mundo es un inmenso Narciso que se está pensando.”[3] El agua, al igual que el espejo, nos refleja…recordándonos quiénes somos, conteniendo nuestra identidad.
Tal vez, el agua contiene la memoria de la historia de la humanidad; de ser así, la necesidad de su cuidado y respeto se presenta como un imperativo inclaudicable: preservar las fuentes de agua dulce es preservar el legado del hombre.
María Olga Giménez Salinas
Master en Filosofía y Estética
Universidad de Chile
Referencias
Bachelard, G. El agua y los sueños. Fondo de Cultura Económica. México, 2003.
Fenollosa, E., Poud, E., El carácter de la escritura china como medio poético. Traducción de Mariano Antolín Rato. Ed. Visor. Madrid, 1977.
Shiva, V. Las guerras del agua. Ed. Icaria. Barcelona, 2002. Vandana Shiva, científica y filósofa india que ha dedicado gran parte de su investigación al problema del agua, actual directora de la Fundación para la Investigación de las Ciencias, la Tecnología y la Política de Recursos Naturales.
[1] Shiva, Vandana. Las guerras del agua. Editorial Icaria. Barcelona, 2002. P. 32.
[2]Fenollosa, Ernest; Poud, Ezra. El carácter de la escritura china como medio poético. Traducción de Mariano Antolín Rato. Editorial Visor. Madrid, 1977. Pp. 33-37.
[3] Gasquet, Joachim. Narciso, p. 45. En: Gastón Bachelard, El agua y los sueños. Fondo de Cultura Económica. México, 2003.