Asomo a Warhol con gusto a poco
Crítica de arte en UC y en Animal
WALDEMAR SOMMER
El objeto como protagonista, retratos como objetos: temática acaso fundamental por la que Andy Warhol (1928-1987) optó a lo largo de su vida. Podemos apreciarla en el pequeño y didáctico conjunto que el Centro de Extensión de la Universidad Católica dedica al estadounidense en su sala principal. El segundo espacio de la misma institución, iniciativa excelente, ofrece a los niños clases de serigrafía, técnica ampliamente preferida por el más radical de los autores del pop art. De su vastísima obra como decorador, dibujante, pintor, grabador y cineasta se presentan algunos trabajos serigráficos. Pertenecen a sus típicas series argumentales. Una de ellas, de 1976, retrata aquí animales domésticos: tres perros y un gato en acrílico, con inesperada textura, y tinta de imprenta sobre tela. Encanta el contraste expresivo entre la ternura del cocker spaniel y la intensidad con que el felino acecha. A 1981 pertenecen ciertos cartones con polvo de diamante de la serie “Mitos”, donde destacan sobre todo tres serigrafías. Una es protagonizada por el “Ratón Mickey”. Notable síntesis figurativa de contornos repetidos, porta blanco, negro, grises, toques de rosado y rojo sobre un fondo, cuyo brillo deslumbrante recuerda las luminarias diamantinas del cine hollywoodense. Están, también, “Superman” duplicado, superpuesto y en pleno vuelo, y el hermoso autorretrato -“The Shadow”- que juega, insinuante, con el rostro y la sombra del perfil del artista.
Dos años posteriores a los grabados mencionados son las 128 pinturas de juguetes que dedicó a la niñez. En acrílico, tinta serigráfica y tela, nos entregan unas pocas de ellas. Por su fantasía iconográfica, por su cromatismo genuino sobresale “Robot explorador galáctico”. Además se exhiben algunos pequeños juguetes de cuerda y latón que pertenecieron al artista. Escoltan a dos retratos infantiles con nombre y apellido, excesivamente fotográficos. Al ingresar a la exposición, procedente del museo individual que le ha dedicado su ciudad natal, un detallado recorrido cronológico ayuda a adentrarse un poco más en el autor y su obra. Sin embargo, la clave para conocerlo mejor parece ser otra. Lo dicen sus propias palabras: “Si quieres saber todo sobre Andy Warhol, basta ver mis pinturas y películas y allí estoy. No hay nada más”.
En Galería Animal
A través de las actuales exposiciones, Galería Animal da por terminada una labor de años. Así, en su planta principal encontramos la segunda exhibición acá de Patricia Claro. Resulta el gran personaje la visión del fluir caudaloso, tranquilo de un río sureño captado, como anhelo impresionista, durante ocho momentos a lo largo de un día. Líquido y tiempo se unifican en el solo concepto de permanencia. La técnica emerge trabajosa: para las variaciones de luz de agua, de reflejo del cielo y de entorno vegetal, la pintora chilena comienza por hacer de la cámara fotográfica antecedente básico. A continuación integra el procedimiento extremo oriental del recorte -“papel cincelado”-, con el cual dibuja sus variaciones de imagen, atreviéndose además a recurrir a los resplandores riesgosos de las veladuras de esmalte. Y ese brillo consigue hacerse característica muy suya. Desde luego, dentro del cerrado recinto de exhibición, esta última cualidad dificulta la iluminación artificial del montaje. Aunque verdes y azules imperan, en el cuadro postrero casi desaparece el color. Con el oscurecimiento progresivo del día, negro y acercamientos al blanco los reemplazan. Se cumple, entonces, un ciclo visual, donde la secuencia que retrata el mundo natural, considerada como un todo, termina por volverse una abstracción, mientras el dinamismo del movimiento acuático se torna, por la insistencia en la repetición del instante, imaginería estática y, en último término, estremecedor vacío coloreado.
Una segunda propuesta de Animal incluye, en su primera exposición individual, óleos sobre tela de Francisco Uzabeaga. Constituye su norte, la cinematografía norteamericana con sus estrellas de décadas pasadas. De ese modo, recoge escenas de películas dotadas de tensión anímica que, por momentos se exagera. Asimismo, suele dejar porciones desnudas en estos lienzos de fidelidad verista; pero ellas son completadas muy parcialmente con dibujos, a la manera de contraste. Estos trabajos demuestran, sin embargo, en qué medida el elemento narrativo puede resultar tan invasor, que provoca un grave desequilibrio respecto de los méritos puramente plásticos que pudieran poseer.
“El tiempo y los ríos no fluyen hacia atrás”
Particular técnica pictórica de Patricia Claro, para mostrarnos con brillante elocuencia el fluir de un río sureño.
“Escenográfica 2”
Pinturas con temática cinematográfica de Francisco Uzabeaga.
Lugar: Galería Animal.
Fecha: hasta el 17 de diciembre.