Patricia Claro: Paisajes líquidos
Revista Art District
Denis Colson
En cuanto vi la obra de la chilena, Patricia Claro, en Kelley Roy Gallery en el distrito de arte en Miami, recordé los acalorados debates con respecto a la muerte de la pintura y las interrogantes con respecto a porqué realizar pintura figurativa cuando la fotografía y los medios digitales están capacitados para captar la realidad en forma precisa e instantánea. Se me vino a la mente este tema controversial que ha preocupado a los artistas desde el nacimiento de la fotografía a fines del siglo diecinueve. Habiendo examinado con mayor atención el trabajo de Claro, que parece haber sido creado por el lente de una cámara, cavilé acerca de conversaciones recientes con respecto a la llamada “pintura expandida” y cómo muchos artistas contemporáneos difuminan los limites entre manifestaciones artísticas y cambian material artístico tradicional a otros soportes visuales a través de la intervención de otras disciplinas tales como la fotografía, el video, y otras nuevas tecnologías.
Patricia Claro, quien se considera a sí misma como paisajista, no intenta alejarse de las técnicas pictóricas tradicionales, ni las sustituye con las digitales; en cambio ella ocupa la técnica digital durante su proceso creativo. Con el lente de su cámara, ella capta imágenes estáticas irrepetibles de paisajes reflejados en el agua, y ese reflejo es el verdadero protagonista de sus enormes cuadros.
Todo comienza con la grabación del reflejo de la imagen en la superficie del agua. Esto le puede tomar horas o días enteros durante los cuales viaja por los ríos en bote, capturando imágenes lentamente, las cuales ella después deconstruye pixel por pixel para luego reconstruirlas en sus obras pictóricas. Cuando se enfrenta al lienzo, primero que nada se encarga de preparar el fondo de la pintura, creando capas que eliminan la textura de la tela. De este modo ella logra alcanzar una superficie lisa, al mismo tiempo que incorpora la imagen refractada del agua. La pintura se complementa por la imagen reflejada que la artista incorpora a través del sfumato y un manejo magistral de la luz. Es el sabio uso de la luz lo que causa que sus pinturas revelen una cierta tridimensionalidad, un cierto movimiento; una naturaleza un tanto cambiante las hace parecer más reales como si fueran fragmentos vivos del mundo tangible.
Sus obras pueden ser apreciadas de lejos como un paisaje hiperrealista, como esos espejos líquidos que encontramos en la superficie de las aguas quietas. Sin embargo, a medida que nos acercamos, comenzamos a vislumbrar una colección de formas geométricas las cuales, como los pixeles de una fotografía digital, van dando forma a la imagen como un todo. La artista ha estudiado el proceso de percepción realizado por el ojo humano, y, ha logrado que tanto la imagen cercana como distante converjan en una escala de 1:1. De este modo ella causa esa serie de sensaciones las cuales provocan el dialogo entre la pintura y el público.
Los paisajes líquidos de Patricia Claro me han llevado a creer que la pintura seguirá existiendo mientras existan artistas que puedan observar su entorno desde una perspectiva personal contemporánea e informada. Sus obras ofrecen una visión de los paisajes naturales filtrado por los medios digitales; esto no podría ser de otro modo porque es a través de estos medios digitales que el individuo contemporáneo se aproxima a la realidad hoy en día. El resultado es una obra que es fuerte, auténtica y llena de vida, una obra que toca y afecta secretamente el repertorio visual del observador proporcionando fragmentos de realidad y con ello activando el rico archivo de imágenes que llevamos en nuestro propio inconciente.
El trabajo de Patricia Claro estuvo expuesto en la Kelley Roy Gallery; 50 NE, 29th Street, Wynwood art District, Miami, 33127; www.kelleyroygallery.com
Denise Colson es crítico de arte independiente, radicado en Miami