Paisaje Final

La presente exposición emerge de la necesidad de profundizar en las posibilidades creativas del proceso que permite que la naturaleza sea capturada en una obra de arte. Tres artistas buscan caminos para una nueva mirada del paisaje como reconstrucción conceptual. Tres miradas sobre un mismo tema: la belleza indómita de la Patagonia chilena, paisaje final.

Los artistas se sitúan en el territorio intermedio entre la concepción pictórica y la fotografía y encuentran con gran acierto distintas soluciones con relación al modelo natural. En la historia del arte chileno el paisaje ha sido un género privilegiado. Han sido recurrentemente pintados los valles de la zona central, no así el imponente escenario austral. Por lo tanto la temática es asumida como un compromiso impostergable. Concha, Claro y Viviani, interpretan la incomparable belleza de una naturaleza todavía no contaminada, pero a la vez percibimos una advertencia frente a su fragilidad y al peligro de su destrucción.

La noción estética del paisaje en María José Concha la lleva a una pureza formal. La disposición de los elementos se configura en una estructuración marcadamente horizontal donde en muchas ocasiones aparece el solitario árbol patagónico como nota principal. Con gran refinamiento se va abstrayendo en la medida que se instala dentro del paisaje. La reducción del espectro cromático, el trazo gestual y el ritmo de la pincelada le otorgan a sus obras una fuerza expresiva inusitada y nos hablan de una madura concepción formal.

Patricia Claro nos muestra una gran sensibilidad y capacidad de observación. Es un trabajo lento y paciente. La mirada de la artista selecciona un encuadre de aguas tranquilas como superficie reflectante y elabora una composición pictórica en función de él. Es el entorno el que define la imagen. La frondosa vegetación, el hielo y el cielo sobre el agua, se reflejan en formas fugitivas y frágiles donde los efectos lumínicos juegan un papel fundamental.

Las imágenes de José Viviani son el resultado de una búsqueda muy personal, logrando una atmósfera conmovedora donde el paisaje adquiere una dimensión poética. Hace uso de mecanismos técnicos como el filtro difusor y largos tiempos de exposición, acentuando los contrastes de luces y sombras. Cuando el hombre aparece inserto en el paisaje lo hace en plena comunión con él.

Beatriz Huidobro Hott
Historiadora del Arte

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